Íconos: Ángela Peralta

Entre los drafts de posts que tengo, y que no he podido completar por falta de tiempo estaba este :)

Hace algunas semanas, me lanzé a Mazatlán, Sinaloa, en compañía de mis padres.

El viaje familiar, fué realmente satisfactorio. Como podran imaginar, sin alcohol o galimatías sexolujuriosas que perturbasen mi admirar por autenticos simbolos sinaloenses como la gran afición beisbolera de los venados, el famoso malecón kilométrico, el paseo del centenario, etc., cosas que en mis viajes anteriores no había apreciado en su magnitud por andar en estado poco conveniente.

Si algo me impresionó con fervor, fué sin duda el centro del viejo Mazatlán. Cualquiera que vaya por allí, podría imaginar facilmente lo que era vivir en los primeros tiempos del puerto. Un lugar tranquilo y que sin lugar a dudas convierte cualquier paseo nocturno en un recuerdo romántico en naturaleza y espíritu.

Algo que es muy característico de su centro histórico, -y que es el motivo por el cual este post-, es la admiración por una idola llamada Ángela Peralta. En el tiempo que viví en Tepic, era muy común encontrarse con el nombre de Amado Nervo por doquier, tanto en escuelas como calles, pueblos, festivales, auditorios, etc.. Sin duda, Amado Nervo, ícono local fué también un gran representante nacional, que sin embargo, en mi obtusa visión del microcosmos Nayarita, no imaginé que pudiera no ser tan conocido como yo creía.

Eso pasa también con Ángela Peralta, de la que realmente no sabía practicamente nada. Pues bien, "el ruiseñor mexicano", es considerada como la mayor cantante de opera mexicana de la historia, debutando a los 15 años, con grandes éxitos en Europa y composiciones que iniciaron una corriente nacionalista de la música en México.

Su último hálito de vida fué arrebatado en Mazatlán, Sinaloa por la fiebre amarilla (que como muchos males nos lo trajo un norteamericano). Sus restos descansan en la rotonda de los hombres ilustres mexicanos.

Más información, -como bien saben- pueden encontrar en Internet. No me extiendo más y ante todo un pequeño homenaje a los hombres ilustres perdidos entre nuestro intenso ajetreo diario por buscar apenas sobrevivir en el México Bronco que tanto amo.