Saboreando los matices
Si el infierno existiera, no estaríamos aquí, lo escuché en Projector
Me gustan esos días tranquilos que terminan no siendolo del todo. Esos en los que te levantas y tomas un café o un chocolate, prendes la televisión, lees el periodico pero en los que nunca imaginarías terminarás a cientos de kilometros de tu dormitorio con un alguien completamente inesperado.
Y es que involuntariamente se espera algo. Habrá personas que hagan más o menos planes, mucho más detallados tal vez o ninguno, pero uno involutariamente espera algo. Y terminan sin embargo en un mundo diferente; a veces bizarro, a veces lindo, a veces melcochoso. No importa, me encantan, son en ellos cuando se saborea el caudal de matices que es la vida.
2 comentarios:
a mi no,
conmigo siempre terminan mal, asi que no me gustan
y uno termina siendo azúl... o verde.. o rojo.. amarillo...
Yo termino siendo magenta.
Publicar un comentario