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revista urbana y cultural de tepic

sábado, diciembre 30, 2006

Tan solo otro cuento navideño

Ese día un viejo amigo se sentenciaba. Hulk, -ese personaje tan verde como la mota- era el apodo cariñoso para él, debido a la forma peculiar que toma cuando esta estresado. Fuera de lo que muchos creíamos, ese día no se convirtió en un gigante verde, sino en alguién que se dejo la vida de soltero para caer en las fauces de la unión matrimonial.

Los días soportaban cabañuelas y mi mente la nostalgía cubierta de niebla. Como fieles defensores de Baco llegamos puntuales a un pequeño local en la cada vez menos gloriosa ciudad de Tepic. Titi, otro viejo amigo con el aguacate débil nos mostró la misión que tendríamos que cumplir esa noche:

- ¡Atención! Los invitados se van, cada vez queda más cerveza y si no nos la acabamos, Hulk se va a estresar y el estres causa disfunción eréctil.

No necesitabamos mayor causa. La noche de bodas de nuestro compañero de universidad era un suceso especial y decidimos ayudarlo -de la única forma que la sociedad nos lo permitía- en su cometido. Sin embargo, algo que esperabamos con ansias desde el horizonte se acercaba rápidamente: Combo Lider.

Combo Lider es algo así como comprar un combo en el cine: un par de cubetas, luz tenue. Sin embargo, las sillas son mas incomodas y hay mujeres mostrando sus encantos -y desencantos- en la pista de baile. Probablemente aquí las palomitas podrían contagiarte de sífilis, herpes o alguna enfermedad venerea. ¡Piojos tal vez, con los que podriamos formar un circo!

Así, con el horizonte nublado y la noche cubriendo nuestro firmamento embarcaríamos en la travesía no sin antes llevar como polizón al hermano de Hulk -de pelo crispado y bufanda oscura a rayas-, con el que en realidad nunca habíamos cruzado una palabra. A lo más, intercambios de cigarros entre señas de la comunidad del humo.

Las luces de neón de nuestro querido table dance nos esperaban -como de costumbre- con los brazos y tetas abiertos. Partimos en dos automóviles pero la fuerza de un motor más potente y problemas de pareja retrasarían nuestra llegada.

El humo del interior escapaba a bocanadas mientras el estruendoso sonido anunciaba a otra bailarina mas de la cadena dorada escorpión. En la puerta, ya nos esperaba sensualmente Titi a manera de broma (o tal vez eso queremos creer). Las cortinas se abrieron y las pupílas dilataron su circunferencia con el torbellino de formas que bailaban alrededor de un tubo cromado a sabiendas que la constancia de la calidad de ese lugar en especifico dejaba que desear. Monchis -de rostro adusto con lentes-, no nos esperaba realmente, puesto que muy cerca de él una vedette movía sensual y grotescamente su cuerpo, destino de cientos de manos y lenguas que el destino destinó.

Pero nuestra suerte, -¡oh dioses!-, nos esperaba impaciente con nuevas aventuras. Esta vez un cateo de la Policía Judicial llegó de imprevisto y como de rutina nos levantamos para la revisión. Esta, fué mucho mas tranquila que otras veces, sin embargo, mientras las camaras grababan el reporte oficial, Ramón y el hermano de Abraham habían desaparecido. El lugar fué clausurado inmediatamente. En realidad ellos dos se habían metido en el baño porque el hulkito traía credenciales falsas. ¡Vaya lío en el que nos hubieramos metido si no hubiesen escapado!

Salimos del lugar en busca de nuevos antros que contuvieran nuestros deseos por un poco más alcohol mientras en el interlude, acciones fallidas por encontrar una bailarina linda que quisiera acompañarnos se dieron cita. Y nosotros, pobres once hombres nos retiramos.

La fría noche esperaba nuestro retorno. Salimos primero cinco de nosotros y los esperamos justo enfrente del lugar, entre oficinas cerradas por temporada navideña y un antro que en algún tiempo fuera la sensación -ahora abandonado. Mientras, nos engullíamos unos tacos de pastor. La espera se alargaba y despues de diez minutos recibimos una llamada sorpresiva. La voz fué seca y cortante:

- Nos llevan a la procu.

La Procuraduría General de Justicia esperaba con sus celdas a nuestros compañeros. ¡Culpables hasta que se demuestre lo contrario!

La insurgentes lucía vacía mientras la luz roja de un semaforo nos mandaba un saludo en forma de beso adolescente. Las dudas se aremolinaban en la mente mientras los separos esperaban nuestra llegada. Preguntamos uno a uno por nuestros amigos y mientras los nombres se escuchaban en aquel cuarto de cuatro por cuatro (mal titulado ""sala de espera""), una voz nos interrumpía con el tono de prepotencía habitual:

- Si, aquí estan.

Capito, asomaría la cabeza por detrás del oficial para recibir una reprimenda a chingadazos.

- Queremos saber por que delito estan detenidos.

Interpusimos con determinación.

- No tenemos el parte joven, esperen a que lo redacten.

Pero si algo era impertinente en ese momento era mi vegija. Los deseos casi incontenibles de mi cuerpo para expulsar ese liquido acuoso, transparente y amarillento eran evocados por los riñones. Peor aún, cuando
nos disponiamos a esperar en la "sala de espera", el mismo oficial con la misma voz prepotente nos interrumpe:

- Vayan afuera.

¡Mierda! No podíamos ni sentarnos en las sillas que pagaban nuestros impuestos. ¡Un café! Eso era lo que necesitabamos para calmar las ansias de matar a ese hijo de puta. Y el café, traído por los dioses aztecas nos esperaba con la misma nostalgía que la vía pública -sanitario mas grande de este país-.

La multa por fín develó su monto: trecientos pesos. Lo que nunca nos trajo el tiempo es la explicación de su detención oficial. Cuando volvimos, uno de nuestros amigos ya había pagado su multa.

Poco a poco, logramos juntar el dinero para sacarlos a todos, entre hermosos ojos, más alcohol y cansancio.

¡Voala! Felices fiestas les desean los exconvictos en este cuento navideño.


- ¿Cual es el delito?

- Bueno, bueno, aquí las preguntas salen sobrando ¿no?

¿Porqué si yo pagó tu sueldo? :)


Para el dos mil siete quiero una efedrina, tal vez no sea Vivi, pero quiero una. Creo que son todos mis deseos, lo demás que anhelo son certezas.

1 comentario:

Sgto Carrujo dijo...

Como siempre, los puercos chingando en lugar de trabajar...