A mi mujer terrenal

Descargo

No es a ti, ni a ella, ni a ninguna. Son todas, masa furiosa de sexo y ternura.

I

No todo es claro. No todo es oscuro y ríspido. Es liso, el mundo es liso y despide su color en los corazones. ¿De qué color será la melancolía? Rosa como el sexo ó blanca como la nostalgía, pensarán algunos. Sin embargo, es café y mil veces -mil voces- gritan su nombre.

Ayer, pensando en ti, intente tocar tu rastro en el firmamento. Luego, te recordé Venus, te visité preterita. Así, mujer de mis sueños -terrenal proeza-, llegaste a ser morena y esperé tu salida para admirar la metamorfosis en mi mirada.

Fuí tuyo, visité tu cuerpo, partí tu alma, confundí tu recuerdo, alegré tus luces, vilipendié tus quejidos, consumí tu trasero, guardé tus ojos -en el espacio de mis besos-, milité tu credo, -mujer de mis sueños, amé tu sonrisa como maldecí el frio en el otoño, de olor a tierra mojada y el invierno mas aún mojado de tu sexo.

Vida, mujer de mis sueños, boca de obsidiana, cortante volcán de mis suspiros, soy tuyo, eterna, incansable, tonta y jodidamente. En tus cerros, senos de roca, succioné tu droga, morí mis celos.