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revista urbana y cultural de tepic

sábado, diciembre 24, 2011

Del vértigo

Siempre me ha gustado contemplar desde alto la maqueta en la que se convierte nuestra sobrevalorada humanidad. Los problemas de principio, parecen tan pequeños como las hormigas que caminan con premura, lavan trapeadores, cargan cajas llenas de felicidad en forma de refresco de cola a través de un diablito que se distingue por lo que proyecta y no por él mismo. Los imponentes edificios, las grandes esculturas de miles de millones de pesos se vuelven estructuras mutilables por el dedo. Los miedos son otros, la inhibición queda atrás y deja paso al vértigo.

Caer, el gran miedo de las alturas, porque si tuvieramos la seguridad de que no resbalaríamos y nos haríamos daño el miedo se vuelve superfluo. Caer, desde treinta y seis pisos, estrellarse con el suelo, con los segundos que sabemos que nos quedan de vida en apenas metros de existencia. ¿Pero que sería de las alturas sin el vértigo? Sin la excitante y energetizante necesidad de sentirse seguro, estar en tus brazos, cuidar tus sueños. Porque a esas alturas, conciliar el sueño es difícil sabiendo que puedes ver el mundo con solo asomarse a la ventana de tus piernas y sentir el vértigo de caer en tus ojos, grandes extensiones de tierra no explorada.

Y dormimos, el cielo solamente es testigo de tus besos, pequeños besos retratados con las luces de una ciudad que quiero regalarte. Despues del miedo, dejamos el vértigo en un pedazo de recuerdos que llevaremos brillantes en nuestras manos, esperando repetirlo año con año, para saber que los problemas son pequeños y los sueños de volar muy grandes, como las Gamburtsev, pero esta vez sin hielo de por medio. Compucaja puntos de venta consultoría de software

2 comentarios:

Ernesto Iván Pacheco Villarreal dijo...

No habia ingrasadoa tu blog desde hace dias pero este monologo me deja un momento de reflexion y ese vertigo a las alturas puede ser a veces un temor a no hacer lo que uno quiere

Mandarina Acida dijo...

pase a dejar saludos añejos...
todavia mandarinescos...